
He sentido a mi alma llamar
a las puertas del cilencio.
Siendo agerrida por la soledad
que me daria todo este tiempo.
He llorado, sin saber, como soportar
tu ausencia, queriendo tener para mi
tu presencia, y ya nada me consolaria
otros amores, convivencias frías, otros
recuerdos, que morian día a día.
He muerto de pena ante la inclemencia
llorando eternamente tu ausencia, pero
siempre trate de comprender lo que a
sido nuestro querer, un amor decigual,
un cariño primaveral, unos ojos languidos
de mirada de ensueño, tan solo una ilución,
esperanza de un pobre corazón que la vida
tardia me regalaria.
He visto las puertas del dolor, más alla ti,
mi dulce amor, y siento tal nostalgia,
que pido a Dios por mi suerte, y aunque
nunca mas voy a tenerte se que en mis
sentimientos nunca voy a perderte.
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